La ciudad quedó perfectamente conservada bajo las cenizas hasta 1748, cuando Carlos III de Borbón, rey de Nápoles, patrocina las primeras excavaciones. Desde entonces, 45 de las más de 65 hectáreas de superficie que constituyen la ciudad han salido de nuevo a la luz.
Los murales, los dados, los bares y los grafitos descubierto con las excavaciones han permitido conocer la intensa vida social de los pompeyanos, especialmente de aquellos más acaudalados. Pinturas como la de la casa del Triclinio muestran lujosas cenas en las que los invitados recostados en los tres triclinios del comedor comen hasta vomitar bajo la constante atención de los esclavos.
El elevado número de tabernas y bares, así como lugares y pinturas asociados a la prostitución testimonian el frecuente tráfico de gente proveniente de las naves del puerto mientras que hornos de pan, joyerías y herrerías eran las actividades más rentables del momento.
Los murales, los dados, los bares y los grafitos descubierto con las excavaciones han permitido conocer la intensa vida social de los pompeyanos, especialmente de aquellos más acaudalados. Pinturas como la de la casa del Triclinio muestran lujosas cenas en las que los invitados recostados en los tres triclinios del comedor comen hasta vomitar bajo la constante atención de los esclavos.
La construcción de un acueducto subterráneo en el año 1594 rescató a la ciudad del olvido, aunque no sería hasta 1748 cuando la arqueología comenzó a trabajar seriamente en recuperar la antigua villa romana. El trabajo continúa hoy, puesto que a pesar de las muchas hectáreas, casas y más de 3.000 individuos encontrados, se calcula que sólo está al aire una cuarta parte de lo que en su día comprendió la totalidad de la urbe.
El altísimo grado de conservación de los cuerpos de los habitantes, de las casas y de los materiales es impactante. El material volcánico ha preservado al lugar y sus gentes de la corrupción del tiempo, para que nunca se olvide lo que allí sucedió.
El altísimo grado de conservación de los cuerpos de los habitantes, de las casas y de los materiales es impactante. El material volcánico ha preservado al lugar y sus gentes de la corrupción del tiempo, para que nunca se olvide lo que allí sucedió.
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